Existe y, tal vez, sea el sustento de lo eterno; ahí su fascinación, su poder, su paradoja. Nosotros lo creemos y jugamos a imaginarnos invencibles pese al tiempo, expresando lo efímero de la vida, la vida misma (efímera e inconmensurable), mediante imagen y voz, forma y texto, textura y trazo, como un todo imposible en el que la existencia empieza y termina generando una consecución de realidades efímeras.
Fotografía y poesía en simbiosis, nutridas y nutrientes, creaturas al servicio de un concepto, lo efímero puesto en valor, que atrapa su sentido en el instante preciso por el cual nos sumamos.